domingo, 20 de enero de 2008

Saber estar II…y última

Ha sido tal el revuelo creado con el anterior articulo colgado en mi blog el pasado domingo, “saber estar”, que a la hora de escribir este no quisiera decepcionar ante la posible expectación creada.

Como quiera que algunas cosas de las expuestas en aquel comentario pudieran haber causado malestar en determinadas personas, quiero comenzar por decir que nunca, en ningún momento, pretendí ofender a nadie y por ello evité citar nombres o circunstancias personales. De todos modos, si a alguien pude ofender, pido disculpas.

Por todo esto he pensado que para completar mi punto de vista y tratar de amenizar este artículo, lo mejor sería continuar contando otras situaciones que, al igual que las ya descritas, ponen el acento en la falta de conductas adecuadas en determinados momentos por parte de las personas que tenemos, y digo tenemos, diferentes representaciones de nuestra sociedad. En esta ocasión, además de volver a guardarme el nombre de las personas también evitaré citar, y creo que soy muy generoso, los partidos políticos a los que representaban en las ocasiones que describiré.

Hace aproximadamente un año fui invitado, junto a otros portavoces de diferentes formaciones políticas en el Congreso, a una comida en la Embajada Francesa en Madrid. La comida se ofrecía en honor de una diputada francesa y el número de comensales no superaba la docena.

Imaginad el comedor del palacete madrileño sito en la calle Serrano: los camareros servían con guante blanco, y los detalles de vajilla, cubertería y cristalería, así como el menú los omitiré en aras a la brevedad. Cuando uno se encuentra en una situación similar, si no tiene experiencia en esas lides, como dije la semana pasada, debería observar a los demás antes de actuar imprudentemente. De lo que vi solo contaré lo más significativo de los malos modales en una mesa: beber sin limpiarse la boca con la servilleta, colocar los codos sobre el mantel, empezar a comer antes de que el servicio terminara de servir a todos los comensales (el último siempre era el Señor Embajador), servirse con los cubiertos de comer en lugar de utilizar los de servir que venían en cada fuente... Y la bomba: un comensal que habiendo perdido su servilleta entre sus pies, no tuvo reparo en utilizar una esquina del mantel para tal sustituirla.

Otra historia: ocurría en el Circulo de las Artes durante una de las comidas oficiales que ofrecía el Concello de Lugo a diferentes autoridades de Galicia con motivo de la Ofrenda del antiguo Reino de Galicia. En una de las mesas, un diputado y un concejal, algo más eufóricos de lo normal debido al vino que habían bebido, exigían al camarero que les sirviera más lubrigante. Aclararé que el menú desde hace años consiste en medio lubrigante y un plato de carne. Ambos políticos empezaron a decir que qué era eso de medio lubrigante, que querían uno entero, y la cosa llego a tal punto que el dueño del restaurante encargado de servir, vino a mi mesa a darme las quejas y a decirme que se negaba a servir a tales personas. Yo le pedí paciencia y molesto con la situación debo decir que me tome mi venganza y a la hora del postre le indiqué al hostelero que si habían sobrado lubrigantes, les pusiera de postre en lugar de la tarta, medio lubrigante a cada uno.

En una visita al Parlamento Europeo, durante la explicación por parte de conocidos eurodiputados a alcaldes de nuestra provincia, tuve que volverme hacia atrás ante los sonoros ronquidos procedentes de las filas posteriores que dejaban perplejos a los intervinientes. En aquel mismo viaje, durante la cena en un restaurante de Bruselas, algunos hacían migas de pan y las arrojaban al interior del recipiente en que acababan de terminar de comer los mejillones hervidos, y claro, cómo no aprovechar aquel “caldo” que no era mas que agua, pues eso, haciendo barquitos de pan y tomando aquel líquido con una cuchara como si de una sopa se tratara.

Podría relatar más historias de “no saber estar”, pero creo que ya son suficientes para poner de manifiesto la necesidad de cuidar los modos y maneras en todo tipo de acto público, máxime cuando se trata de quienes estamos en estos actos ostentando una representación popular.

Hoy son muchos los que en estos actos se abren paso a codazos para aparecer en primera fila y salir bien en todas las fotos, pero luego no cuidan sus modos y maneras. Y como ya he dicho, no todos hemos recibido la misma educación en los colegios y en nuestras casas, pero sí que todos tuvimos y tenemos la oportunidad de observar y mirar a nuestro alrededor para ver cómo se desenvuelven los demás en situaciones desconocidas, y luego actuar de forma similar.

Lo dicho al principio: no quiero ofender ni faltar a nadie, y si hace falta termino el comentario con la frase que aparece al final de algunas películas: “cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia”. Lo que pasa es que lo aquí contado no salía en ninguna película, sino en salas, salones y restaurantes reales como la vida misma.

Todos debemos esforzarnos en mejorar nuestros modos y maneras. Se puede tener cualquier tipo de ideología política o de formación humana, pero con todas ellas no esta reñida la educación. Si lo hacemos contribuiremos a mejorar algo más importante que la puesta en escena, mejoraremos el nivel de representación de nuestros ciudadanos y vecinos, que son los que realmente lo merecen.


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Saber estar II... e última


Foi tal o balbordo creado co anterior articulo colgado no meu blog o pasado domingo, "saber estar", que á hora de escribir este non quixese decepcionar ante a posible expectación creada.

Como queira que algunhas cousas das expostas naquel comentario puidesen causar malestar en determinadas persoas, quero comezar por dicir que nunca, en ningún momento, pretendín ofender a ninguén e por iso evitei citar nomes ou circunstancias persoais. De todos os xeitos, se a alguén puiden ofender, pido desculpas.

Por todo isto pensei que para completar o meu punto de vista e tratar de amenizar este artigo, o mellor sería continuar contando outras situacións que, do mesmo xeito que as xa descritas, pon o acento na falta de condutas adecuadas en determinados momentos por parte das persoas que temos, e digo temos, diferentes representacións da nosa sociedade. Nesta ocasión, ademais de volver gardarme o nome das persoas tamén evitarei citar, e creo que son moi xeneroso, os partidos políticos aos que representaban nas ocasións que describirei.



Fai aproximadamente un ano fun invitado, xunto a outros portavoces de diferentes formacións políticas no Congreso, a unha comida na Embaixada Francesa en Madrid. A comida ofrecíase en honra dunha deputada francesa e o número de comensais non superaba a ducia.

Imaxinade o comedor do palacete madrileño sito na rúa Serrano: os camareiros servían con guante branco, e os detalles de vaixela, cubertería e cristalería, así como o menú os omitiré en aras á brevidade. Cando un se atopa nunha situación similar, se non ten experiencia nesas lidees, como dixen a semana pasada, debería observar aos demais antes de actuar imprudentemente. Do que vin só contarei o máis significativo dos malos modais nunha mesa: beber sen limparse a boca coa servilleta, colocar os cóbados sobre o mantel, empezar a comer antes de que o servizo terminase de servir a todos os comensais (o último sempre era o Señor Embaixador), servirse cos cubertos para comer en lugar de utilizar os de servir que viñan en cada fonte... E a bomba: un comensal que habendo perdido o seu servilleta entre os seus pés, non tivo reparo en utilizar unha esquina do mantel para tal substituíla.



Outra historia: ocorría no Circulo das Artes durante unha das comidas oficiais que ofrecía o Concello de Lugo a diferentes autoridades de Galicia con motivo da Ofrenda do antigo Reino de Galicia. Nunha das mesas, un deputado e un concelleiro, algo máis eufóricos do normal debido ao viño que beberan, esixían ao camareiro que lles servise máis lubrigante. Aclararei que o menú desde fai anos consiste no medio lubrigante e un prato de carne. Ambos os políticos empezaron a dicir que que era iso de medio lubrigante, que querían un enteiro, e a cousa chego a tal punto que o dono do restaurante encargado de servir, viño á miña mesa a darme as queixas e a dicirme que se negaba a servir a tales persoas. Eu pedinlle paciencia e molesto coa situación debo dicir que me tome a miña vinganza e á hora da sobremesa indiqueille ao hostaleiro que se sobraran lubrigantes, puxéselles de sobremesa en lugar da torta, medio lubrigante a cada un.



Nunha visita ao Parlamento Europeo, durante a explicación por parte de coñecidos eurodiputados a alcaldes da nosa provincia, tiven que volverme cara atrás ante os sonoros ronquidos procedentes das filas posteriores que deixaban perplexos aos intervinientes. Naquel mesma viaxe, durante a cea nun restaurante de Bruxelas, algúns facían faragullas de pan e arroxábanas ao interior do recipiente en que acababan de terminar para comer os mexillóns fervidos, e claro, como non aproveitar aquel "caldo" que non era mais que auga, pois iso, facendo barquitos de pan e tomando aquel líquido cunha culler coma se dunha sopa tratásese.



Podería relatar máis historias de "non saber estar", pero creo que xa son suficientes para pór de manifesto a necesidade de coidar os modos e xeitos en todo tipo de acto público, máxime cando se trata de quen estamos nestes actos ostentando unha representación popular.

Hoxe son moitos os que nestes actos ábrense paso a cotenadas para aparecer en primeira fila e saír ben en todas as fotos, pero logo non coidan os seus modos e xeitos. E como xa dixen, non todos recibimos a mesma educación nos colexios e nas nosas casas, pero si que todos tivemos e temos a oportunidade de observar e mirar ao noso ao redor para ver como se desenvolven os demais en situacións descoñecidas, e logo actuar de forma similar.



O dito ao principio: non quero ofender nin faltar a ninguén, e se fai falta termino o comentario coa frase que aparece ao final dalgunhas películas: "calquera parecido coa realidade é mera coincidencia". O que pasa é que o aquí contado non saía en ningunha película, senón en salas, salóns e restaurantes reais como a vida mesma.

Todos debemos esforzarnos en mellorar os nosos modos e xeitos. Pódese ter calquera tipo de ideoloxía política ou de formación humana, pero con todas elas non esta rifada a educación. Se o facemos contribuiremos a mellorar algo máis importante que a posta en escena, melloraremos o nivel de representación dos nosos cidadáns e veciños, que son os que realmente o merecen.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Bermejo: "El PP impide que personas templadas tengan sitio en sus filas"


¿Te das cuen? fristro pecador de la moncloa

Bermenjo de la calzada dixit.

Anónimo dijo...

Joaquín, me alegro de que no dejéis morir los temas importantes para Lugo: auditorio, puente, plan general... menos mal que estáis ahí para que los temas al menos sigan en el debate, porque otros los tienen olvidados.

Anónimo dijo...

Saber estar es importante
Por ejemplo, no tener un blog personal pagado por el dinero de todos los lucenses y publicitarlo en la página web municipal
Eso es lo que hace Orozco
mantener un dominio propio (www.joselopezorozo.com) no cuesta mucho sr. Orozco, le saldría por unos 50 euros al año
Pero, claro, con su sueldo de 63.000 euros brutos anuales, el pobre hombre no puede mantenerselo. Es mejor que lo paguen todos los lucenses, aunque no le hayan votado ni simpaticen
Orozco, hazte tu blog en una páqina web gratuita (como José blanco o Garcia Diez) o pagate tu dominio de tu bolsillo
QUE ERES UN GORRÓN
Bueno y los corifeos que tiene en el blog y lo aplauden y justifican, esos si que saben estar. Manda carallo

Anónimo dijo...

!Cuanta razón tienes Dios mio!¿porque tenemos que pagar todos los lucenses su blog? esta gente perdió el norte. Concentración el día 30 de febrero a las 12 delante del Ayuntamiento, para pedir que cierren el blog.

Anónimo dijo...

Blog, dedicaciones exclusivas, horas extras sin hacerlas, asistencias técnicas, publicidad en contra de los machos, igualdinas, polvos, etc, ¿qué más se puede pedir? Sr. Joaquin no dudo que es una persona educadisima, pero no sólo con educación ganará las elecciones.

Anónimo dijo...

El poste y la tortuga (parece el título de una peli de Roberto Benigni)

Dos personas están sentados en un banco y comienzan a conversar sobre el tiempo primero, después sobre la situación del país, el gobierno, y, finalmente, sobre Zapatero. El de más edad le dice al mas joven: - ¿Sabes ....? Zapatero es como una tortuga en un poste de la luz.

Después de unos segundos, no entendiendo lo que quiere decir, el joven pregunta: - ¿Qué significa eso de una tortuga en un poste?.

- Si te fijas en un poste de alumbrado y ves una tortuga arriba, haciendo equilibrios ... ¿qué se te ocurre?

Ante la cara de estupor del joven, continua:

1º No te explicas como llegó hasta allí.
2º No te puedes creer que esté allí.
3º Sabes que no pudo subir allí por sí sola.
4º Estás seguro que no debería estar allí.
5º Eres consciente de que no va a hacer nada útil...mientras esté allí.
6º Piensas que lo más probable es que origine un problema en la farola, o en la red eléctrica, o que caiga sobre la cabeza de algún viandante.


Moraleja: lo más sensato y solidario sería bajarla de allí

Por favor, seamos solidarios..

Anónimo dijo...

Verguenza debería darles a algunos representar a los lucenses. Si hay algo que todos recordamos de la época de Joaquín como alcalde eran sus exquisitos modales, que sin resultar empalagosos nos hacían quedar bien en cualquier sitio...
En fin, a esto hemos llegado.

Anónimo dijo...

Mañana todos a Santiago con Joaquín, José Manuel y MARIANO RAJOY
En el Sar a las 12 nos vemos todos, familia.