miércoles, 7 de agosto de 2013

Así lo vi

Terminada la comparecencia del Presidente del Gobierno ante la representación de la soberanía popular, se producían las primeras reacciones. Para quien no lo siguió en directo es evidente que la opinión que se pudo formar dependerá en gran medida del medio de comunicación en el que tratara de ilustrarse. Los enfoques y puntos de vista fueron muy dispares.

Yo así lo vi. De todas las intervenciones que he tenido la oportunidad de escucharle a Rajoy, la del pasado día 1 fue sin duda la mejor, podría calificarse de maestra.

Rajoy argumentó y construyó su discurso en torno a la defensa de la razón, el Estado de Derecho que tenemos y la calidad de nuestra democracia.

Para muchos de los que sólo aspiran a cobrarse la cabeza del presidente, las explicaciones que éste pudiera dar eran lo de menos, porque lo único que le pedían era que se declarara culpable, sólo por el hecho de que algunos ya han decidido que lo es. Son personas que parecen saberlo y conocerlo todo de la vida de los demás, y cuando lo que les explican no coincide con lo que ellos piensan, con su versión, nada les vale. Únicamente la dimisión del presidente. A ellos Rajoy les dijo con meridiana claridad, que no se iba a declarar culpable porque no lo es, porque siempre ha cumplido sus obligaciones con Hacienda, porque nunca ha actuado contra la ética, porque no ha vulnerado el funcionamiento del Estado de Derecho como Presidente del Gobierno, porque no vino a la política a enriquecerse ya que tiene profesión y porque, y para mi muy importante, se considera una persona recta y honrada.

Deberíamos reconocer que en el momento actual, aunque puede que como en muchas otras ocasiones de nuestra historia, en España somos muy dados a creer a pies juntillas y de manera inmediata a quien lanza una acusación. Al que imputa le damos la razón y no se discute la denuncia. A los políticos de manera especial se les aplica el principio de culpabilidad y no el de presunción de inocencia, recordó Rajoy. Y añadía que en nuestra democracia la carga de la prueba corresponde al que acusa y nunca a su víctima.

Pero con ser suficientemente serio lo comentado, me pareció todavía más importante todo lo que se dijo sobre la utilización fraudulenta de los instrumentos que nos otorga nuestra Constitución, como el de la moción de censura. Con las especulaciones que esté utilizando el partido socialista en este terreno, Rajoy no pudo ser más claro. A ellos les preguntó por qué siembran incertidumbres dentro y fuera de España, por qué alientan la sospecha de la inestabilidad, por qué sabotean la confianza que nos ganamos en los mercados. Cuestiones muy serias que no admiten ligerezas, que no deberían entender de intereses partidistas. Y digo deberían, por que desgraciadamente a muchos les importa más su rentabilidad política personal que la estabilidad de su país.

Yo vi a un hombre recto frente a muchos oportunistas, pero sobre todo vi a un gobernante que pelea a diario, y su comparecencia fue otra prueba, para que los españoles confíen en que la política es limpia y honesta. Y en esa tarea muchos estaremos a su lado.


Así o vin

erminada a comparecencia do Presidente do Goberno ante a representación da soberanía popular, producíanse as primeiras reaccións. Para quen non o seguiu en directo é evidente que a opinión que se puido formar dependerá en gran medida do medio de comunicación no que tratase de ilustrarse. Os enfoques e puntos de vista foron moi dispares.

Eu así o vin. De todas as intervencións que hei ter a oportunidade de escoitarlle a Rajoy, a do pasado día 1 foi sen dúbida a mellor, podería cualificarse de mestra.

Rajoy argumentou e construíu o seu discurso en torno á defensa da razón, o Estado de Dereito que temos e a calidade da nosa democracia.

Para moitos dos que só aspiran a cobrarse a cabeza do presidente, as explicacións que este puidese dar eran o de menos, porque o único que lle pedían era que se declarase culpable, só polo feito de que algúns xa decidiron que o é. Son persoas que parecen sabelo e coñecelo todo da vida dos demais, e cando o que lles explican non coincide co que eles pensan, coa súa versión, nada lles vale. Unicamente a dimisión do presidente. A eles Rajoy díxolles con meridiana claridade, que non se ía a declarar culpable porque non o é, porque sempre cumpriu as súas obrigacións con Facenda, porque nunca actuou contra a ética, porque non vulnerou o funcionamento do Estado de Dereito como Presidente do Goberno, porque non veu á política a enriquecerse xa que ten profesión e porque, e para a miña moi importante, considérase unha persoa recta e honrada.

Deberiamos recoñecer que no momento actual, aínda que poida que como en moitas outras ocasións da nosa historia, en España somos moi dados a crer cos ollos pechados e de xeito inmediato a quen lanza unha acusación. Ao que imputa dámoslle a razón e non se discute a denuncia. Aos políticos de xeito especial aplícaselles o principio de culpabilidade e non o de presunción de inocencia, recordou Rajoy. E engadía que na nosa democracia a carga da proba corresponde ao que acusa e nunca á súa vítima.

Pero con ser suficientemente serio o comentado, pareceume aínda máis importante todo o que se dixo sobre a utilización fraudulenta dos instrumentos que nos outorga a nosa Constitución, como o da moción de censura. Coas especulacións que estea utilizando o partido socialista neste terreo, Rajoy non puido ser máis claro. A eles preguntoulles por que sementan incertezas dentro e fóra de España, por que alentan a sospeita da inestabilidade, por que sabotean a confianza que nos gañamos nos mercados. Cuestións moi serias que non admiten lixeirezas, que non deberían entender de intereses partidistas. E digo deberían, por que desgraciadamente a moitos lles importan máis as súas rendas políticas persoais que a estabilidade do seu país.

Eu vin a un home recto fronte a moitos oportunistas, pero sobre todo vin a un gobernante que pelexa a diario, e o seu comparecencia foi outra proba, para que os españois confíen en que a política é limpa e honesta. E nesa tarefa moitos estaremos ao seu lado.

6 comentarios:

manto dijo...

Yo lo vi por la TV, y la verdad es que si en la primera parte de su intervención fue creíble y humilde en reconocer su error, en la segunda fue demoledor; contundente y hasta diría que avasalló a la oposición que había ido a por lana, y salió trasquilada
Yo me felicito, porque quien salió fortalecido no sólo fue el presidente, sino que lo fue toda la nación.

Anónimo dijo...

Bien por Rajoy
Grande
Los afiliados necesitábamos algo así

destornillador dijo...

ajoy compareció y convenció, algo que no pasó con Rubacalba con el llamado caso "Faisán". La seriedad con la que el Presidente del Gobierno trató este asunto ha sido máxima por lo tanto poco más hay decir, ahora es el momento en que la justicia actúe y dirima responsabilidades, aunque bajo mi humilde opinión parece que estamos ante un "chorizo" llamado Bárcenas que busca atenuantes a costa de difamar a gente honrada

Jose dijo...

Un artículo muy atinado, Joaquín.

Lo que no me gustó de nuestro Presidente fue que hubiera tardado tanto en hablar. En lo demás coincido plenamente. Espero que a partir de ahora comprenda que no se puede tener a la gente esperando por tiempo indefinido a lo que tenga que decir. Mucho tiene que cambiar su estrategia de comunicación. La que los que le votamos no queremos ninguna otra más que la que corresponde a un verdadero líder que no tiene nada que ocultar.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo. Buena opinión

Anónimo dijo...

plenamente de acuerdo, buen artículo Joaquín